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Reseña Dune: 5 razones por las que Villeneuve supera a Lynch

Anoche tuve el privilegio de asistir al preestreno de la esperadísima Dune de Villeneuve (¡gracias Norma editorial y José Manzano!). No podía dejar de hacer una reseña. Dune es para mí una de las mejores obras de ciencia ficción de todos los tiempos, la que más me ha impresionado y el libro que más veces me he leído.

Quien me conoce sabe que tengo a esta obra de Frank Herbert en un altar, y que es el autor que más me ha influido como escritora, concretamente en Neimhaim.

Así que ese trepidante momento de sentarme en la butaca y empezar a ver la primera escena es, como diría la princesa Irulan, «un momento muy delicado». Porque soy una apasionada de ese mundo, y en ese sentido, cualquiera podría pensar que estaba predispuesta a que la película me enamorara.

Y sin embargo, nada más lejos de la realidad: por lo mucho que admiro y conozco este universo, no puedo evitar vigilar esta adaptación de Villeneuve con una mirada sumamente crítica.

Dicho esto, tengo que decir que Dune me ha sorprendido y maravillado. Por muy buenas razones:

5 razones por la que Dune de Villaneuve me ha impresionado

reseña dune

  1. Por la fidelidad de su adaptación

    Villeneuve no solo ha sido fiel al libro de Dune; se ha convertido en un fiel creyente de la religión de Arrakis. Es un peregrino más, un fremen el que ha rodado esta película.

    Su fidelidad no solo se percibe en la trasposición de las páginas a la gran pantalla; hay ciertas licencias, pero todas ellas dentro de un contexto aceptable y enriquecedor. Pero el director canadiense va mucho más allá, y empapa cada segundo de metraje con la esencia misma del mundo creado por Frank Herbert.

    Muchas escenas son exactamente tal y como se describen en el libro. No hay nada fuera de lugar, nada incorrecto. Y es un inmenso placer para los que conocemos en profundidad el universo de Dune ver la cantidad ingente de pequeños detalles, guiños que no solo aluden a este primer libro de la saga, sino también a las precuelas de Brian Herbert, hijo del creador de Dune, y que son canon.

    En este sentido, uno de los detalles que más me ha divertido es ver la recurrencia con la que Villaneuve evoca la historia del abuelo de Paul, el anciano duque, y su afición por el arte taurino.

    Uno de los logros literarios más notables de Dune es la enorme riqueza del universo creado por Herbert, su complejidad y coherencia. Ver cómo Villeneuve ha seguido a pie de la letra hasta el más mínimo detalle es una auténtica delicia: la atmósfera, el inquietante vestuario de las Bene Gesserit, la manofactura de los destiltrajes, el diseño de los tópteros, hasta el lenguaje de batalla de los Atreides y su pendón.

    La única licencia relevante de esta adaptación respecto a la novela es el cambio de género de Liet Kynes. Desconozco si la decisión se debió a aumentar la cuota de mujeres en el reparto; sea cual fuere la razón, la historia ha ganado con el cambio, el papel de Liet como mujer ha venido a enriquecer notablemente la trama y Sharon Duncan-Brewster está perfecta en la piel de planetóloga imperial.

    dune villeneuve

  2. El color de Dune

    La llegada fue un maravilloso hito en el cine de ciencia ficción, y su (escasa) luz tuvo mucho que ver en eso. Ese tenebrismo se ha convertido en una seña de identidad que Villeneuve también imprime a Dune con gran acierto. A pesar de que la mayor parte del metraje transcurre en un desierto bajo un sol abrasador, sorprende comprobar lo fría que es la luz en esta película.

    La paleta de colores del cartel de Dune es el mejor anticipo: tonos azules apagados, colores desaturados. Es algo que en realidad a Dune le sienta como un guante, porque el trasfondo de esta historia es duro y frío como una piedra de molar y además ayuda a crear una atmósfera que es a un mismo tiempo mística y realista. ¿Y cómo pueden conjugarse dos concepto tan opuestos?

    Casi todo el tiempo seguimos a los protagonistas a través de un velo que nos impide ver lo sucedido con nitidez, semiocultos por una cortina de fría lluvia, la negrura de sus espacios interiores y de la noche o de la densa arena que bate el aire.

    Todo eso crea una sensación de leyenda, de algo que se intuye, pero no podemos a alcanzar. Al mismo tiempo, que no seamos capaces de percibir con nitidez potencia esa sensación de realismo, de credibilidad, porque no todos nuestros días son soleados ni el aire está siempre puro y cristalino.

    dune naves

  3. La mastodóntica enormidad de sus dimensiones

    Otro detalle que está muy presente en las novelas de Dune es la mastodóntica proporción de sus dimensiones, desde los propios gusanos de arena hasta edificios y naves, fruto de la megalomanía de las Casas del Landsraad, de la Cofradía y en particular de algunos de sus miembros. Especialmente en su segundo libro, Mesías de Dune, Herbert pinta espacios que rebasan lo monumental: son desmesurados, aplastantes.

    Me ha encantado ver como Villeneuve ha llevado este sentido de la enormidad y el gigantismo al diseño de las naves, tanto las de la casa Harkonnen, como las de los Atreides y por supuesto, las de los navegantes. También se aprecia esa inmensidad en muchos escenarios.

     

    Dune-Trailer-Spice-Harvester-Harkonnens

  4. Preciosista, en el amplio sentido de la palabra

    Al hilo de lo anterior, la película es un verdadero espectáculo para los sentidos. A destacar el arte conceptual, pero también una banda sonora deliciosa y perturbadora en los momentos convenientes. Algunas secuencias son impresionantes lienzos (de concept art), las batallas, sobrecogedoras y en general unos efectos especiales BRUTALES. Veremos los Oscar.

    Sobran las palabras, hay que verlo. Estoy deseando verla de nuevo en IMAX. La ocasión lo merece.

    Reseña Dune

  5. Un casting a la altura de todo lo demás

    Una nueva adaptación de Dune me daba miedo. Prefería quedarme con la versión de Lynch (que aprecio mucho, a pesar de sus licencias) a que se hiciera algo con bajo presupuesto, como la miniserie televisiva de principios de 2000.

    Que Villeneuve estuviera a los mandos me daba bastante tranquilidad, pero lo que me hizo pasar del escepticismo al hype fue el casting. Timothée Chalamet y Rebeca Ferguson están inmensos en el papel de Paul Atreides y Dama Jessica. Zendaya es Chani, y Chani es Zendaya. Tal y como me esperaba, Stellan Skarsgård es un perfecto barón Harkonnen, y todos los demás (Josh Brolin, Oscar Isaac, Javier Bardem) encajan en sus personajes como una horma en un zapato. 

    Me han sorprendido muy gratamente Jason Momoa y Dave Bautista, dos actores asociados al cine de acción y a personajes sin demasiado trasfondo, que interpretan sus respectivos roles (Duncan Idaho y la Bestia Rabban)  francamente bien.

Reseña Dune: conclusión

Desde El Señor de los Anillos no había visto una adaptación más fiel ni más honrosa. Villeneuve ha hecho un trabajo impecable, es, sencillamente, la película que todo autor querría ver de su obra, y Frank Herbert sin duda habría quedado impresionado. Es una película enorme en todos los sentidos, bella como una pintura, intensa como un viaje de especia.

Estoy deseando ver la siguiente y también espero una tercera película sobre El Mesías de Dune.

Villeneuve VS Lynch

Las comparaciones son odiosas, pero en este caso, necesarias: Dune de Villeneuve es en todo superior a la de Lynch.

¿Eso hace de ella una adaptación perfecta? Para mí no. Mi puntuación es de 8,5 sobre 10, notable alto, porque he echado de menos algunas cosas muy importantes. En especial una que, curiosamente, Lynch sí respetó en su película.

Impresionante, pero…

Sé que hay elecciones difíciles en la a veces titánica tarea de convertir un formato novelado en imágenes en movimiento. Pero para alcanzar el sobresaliente en mi escala, Villeneuve no tendría que haber obviado aspectos relevantes para este universo que, o bien se omiten, o bien pasan de puntillas en esta película.

Una de las más importantes es que elimina el diálogo interior. La narración de Dune es muy introspectiva, los pensamientos y meditaciones son una parte fundamental de la trama, y solo a través de ellos se comprende correctamente la grandiosidad de esta obra, el trasfondo de lo sucedido y por qué los personajes se comportan de la manera en que lo hacen y toman ciertas decisiones.

Con todos sus defectos, la película de Lynch sí respetó este aspecto narrativo con voz en off, que sin duda es más propio de Herbert y un salvavidas para el espectador que llega virgen a la película.

Como aquí no existe este recurso, muchas cosas quedan sobreentendidas y sin explicar, y solo son entendibles para la persona que previamente conoce el mundo, bien porque ya ha visto otras adaptaciones anteriores o porque se ha leído los libros.

Entre estas ausencias, todo lo que gira en torno a la Jihad Butleriana. No se menciona nada sobre los mentat (a pesar de que el propio Paul ha sido adiestrado como uno de ellos) y los personajes de Thufir Hawat y Piter de Vries están muy diluidos. No se explica qué hacen ni por qué son así, la revolución contra las máquinas no se cita en ningún momento.

Por otro lado, aunque todo gira en torno a la especia y su importancia capital para los viajes espaciales, se menciona solo de pasada a los navegantes y la CHOAM y ni siquiera se adivina cómo sucede eso de que la melange ayude a plegar el espacio.

Espero y confío que todo esto, o parte de ello, adquiera más importancia en la próxima entrega.

Lady Jessica Dune

 

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