Este fin de año va a ser muy especial para mí: voy a reencontrarme con mis orígenes. Este fin de semana viajaré al lugar donde nacieron mis abuelos, la tierra de Aliste (Zamora), para asistir a una festividad de raíces paganas que tiene lugar en los ‘Días Mágicos’ relacionados con el solsticio de invierno y que ha sobrevivido hasta nuestros días.
Se trata de una tradición que se remonta a los tiempos de los celtas y adquirió una personalidad propia en los distintos pueblos donde se practica. Hoy en día las distintas festividades asociadas al solsticio de invierno son llamadas ‘mascaradas de invierno‘, porque en casi todas ellas recorre sus calles un variopinto grupo de personajes que llevan máscaras.
Visparros de la localidad de Vigo de Sanabria (Zamora).
En la mayoría de casos suelen ser criaturas demoniacas o zoomorfas que persiguen a los niños y a las muchachas con varios instrumentos ‘fustigadores’, con los que siembran el terror y el desorden a su paso. Normalmente son los jóvenes solteros los encargados de representar a estos demonios que se adueñaban de las calles en el solsticio de invierno (26 de diciembre) o el primer día del año (1 de enero), como símbolo de transición estacional.
Zamarrón, una especie de diablo de la localidad de Villarino tras la Sierra (Zamora).
Las festividades culminan, como no podía ser menos, con un banquete popular y música, tradicionalmente la gaita y el tamboril, instrumentos que señalan las raíces de esta región, poblada por los astures en sus tiempos más ancestrales.
Algunas de estas ‘mascaradas’ fueron adoptadas por los romanos y pasaron a formar parte de las Kalendas, Saturnales o Juvenales. Más tarde, la Iglesia Católica prohibió otras cuantas. Afortunadamente, unas cuantas han sobrevivido hasta hoy y conforman una auténtica reliquia cultural que, espero, no perdamos nunca.
Yo visitaré dos de ellas. Y os hablaré de una tercera. Todas ellas tiene un significado especial para mí.
Los Diablos de Sarracín de Aliste
Sarracín de Aliste es en realidad casi una aldea, no llega a los 300 habitantes. Allí nació mi abuelo y también mi madre. Está situado en la falda de la Sierra de la Culebra, que es una de las zonas con mayor presencia de lobo ibérico de España. Aunque para los lugareños el lobo ha sido siempre su enemigo natural (y lamentablemente, aún es objeto de caza), están surgiendo en la región varias iniciativas que han convertido la presencia del lobo en un atractivo para el turismo, lo que podría compensar la balanza y fomentar la conservación de este bellísimo animal.
Volviendo a las mascaradas: en Sarracín participan hasta doce personajes diferentes en la festividad, los Diablos lanzan cenizas a todo aquel que se cruza con ellos. Se basa en una vieja leyenda, que habla de dos diablos que vivían en las montañas y solo bajaban al pueblo una vez al año, en Año Nuevo.
Aquí lo explican con detalle:
Información sobre los Diablos de Sarracín de Aliste (Zamora).
Los Carochos de Riofrío de Aliste
A solo 5 kilómetros de Sarracín está Riofrío de Aliste, el pueblo donde nació mi abuela. El padre de mi abuela era lo más parecido a un médico que había en aquellas tierras entonces y mi abuela heredó muchos de sus conocimientos, ella sabía muchísimo de hierbas y remedios naturales, y además siempre tenía un refrán o un proverbio adecuado para cada ocasión. Su hermano tenía una fragua, allí acudió mi abuelo de joven como aprendiz de herrero, para conocer todos los misterios del fuego, el yunque y el martillo. Así se conocieron mis abuelos.
Riofrío cuenta con un pequeño río que da nombre al lugar flanqueado por una hilera de preciosos alisos. Este río es parte del escenario que recorrerán los Carochos, en una puesta en escena en la que recorrerán las calles persiguiendo a los niños.
Aquí podéis leer más información:
Información sobre los Carochos de Riofrío de Aliste (Zamora).
El Zangarrón de Sanzoles
Mucho más al sur en la provincia de Zamora, en la llamada Tierra del vino (en la que también se encuentra Toro), hay otro pequeño pueblo llamado Sanzoles. ¿Qué tiene de particular? Pues para mí significa mucho: fue el lugar donde mis abuelos se fueron a vivir y llevaron su hogar. Compraron una antigua posada y la reconvirtieron para hacer una fragua, mi abuelo se convirtió en en herrero del pueblo. Por entre sus gruesos muros de adobe he jugado yo desde que era una niña. Aún tengo el recuerdo de ver a mi abuelo y a mi tío templando los metales al rojo vivo, a mí me dejaban tirar de la cadena del enorme fuelle que avivaba las ascuas de la fragua. Mis abuelos ya no viven, la herrería ya no existe, pero la casa sigue aún en pie, y me gusta ir allí siempre que puedo.
Casualmente Sanzoles también tiene su propia mascarada de invierno, con un personaje de lo más particular: El Zangarrón. En este caso, la fiesta se celebra el 26 de diciembre y se mezcla con tradiciones cristianas relacionadas con el santo local: San Esteban.
Aquí se cuenta la leyenda que dio origen al Zangarrón:
Pero hay muchos otros personajes y criaturas en Zamora relacionadas con las festividades del solsticio de invierno: los cencerrones, el tafarón…
Para conocerlos, la diputación de Zamora publicó un completo dossier que podéis descargar AQUÍ.
Espero que inspire vuestra curiosidad, disfrutad de ellas mientras existan. 🙂