Son extraños los enredos de las Hilanderas.
La primera vez que oí hablar de La Corte de los Espejos fue hace tres años, en la presentación del sello Fantascy. Fue en la Feria del Libro de Madrid, era un día lluvioso, tuve que aparcar el coche de cualquier manera para poder llegar a tiempo y encima me pusieron una multa. Cuando llegué a la carpa, en el estrado vi a una andaluza de gafas y pelo corto ensortijado, hablaba con mucha gracia, la verdad, y todos se reían con sus ocurrencias. Pero lo que decía no me hacía ni pizca de gracia.
Decía que los elfos eran aburridos, que había que superar a Tolkien. Se metió con todo lo que para mí era sagrado en la literatura fantástica: los héroes, la épica, el idealismo. Presentó a la protagonista de su libro, que era fea, maltratada por la vida, gruñona y cojitranca. Y para colmo no quería saber nada del amor. ¿Quién era esa escritora y por qué despedazaba mis sueños? Su nombre era Concepción Perea, y su libro, la primera apuesta del sello, se titulaba La Corte de los Espejos.
Concepción traía consigo además unos preciosos muñecos que representaban a sus personajes, aquello encantó a la prensa. Pronto se convirtió en objetivo de todas las cámaras y de las entrevistas en aquella carpa de la Feria del Libro. Y yo me hundí en el más hondo de los desalientos.
No se trataba de su éxito. Bueno, en cierta manera, sí. En aquel tiempo Fantascy tenía en sus manos el manuscrito de Neimhaim. Iban a evaluarlo, sabía que sería muy difícil competir con otras obras de mucha calidad y de escritores ya conocidos. Y el hecho de que Fantascy hubiera elegido La Corte de los Espejos para inaugurar su sello significaba que no iba a tener la menor oportunidad, porque ese libro estaba radicalmente alejado del espíritu exaltado de Neimhaim. Eso es lo que pensé.
Justo un año más tarde, de nuevo en la Feria del Libro de Madrid, la editora de Fantascy, Emi Lope, me anunció su decisión: habían decidido publicar Neimhaim. Escuché aquello como desde lejos, me parecía estar soñando. Emi me dijo que los informes de lectura habían sido excelentes pero mi sorpresa fue absoluta cuando supe que el informe que más enérgicamente lo había defendido, el que lo había empujado definitivamente hacia la publicación, estaba firmado por Concepción Perea.
Cuando finalmente la conocí en persona, hace poco más de medio año, ella no sabía nada de esta historia. Se lo confesé todo y las dos nos reímos juntas. Hoy nos hemos convertido en grandes amigas. Concha me conquistó, y lo mismo hizo su Corte de los Espejos. Tardé demasiado tiempo en tomarlo en mis manos, desperdicié un tiempo precioso superando prejuicios personales, tabús y demonios. Nicasia Recorretúneles, aquel personaje que tanto aborrecí al saber de su existencia, es sin duda uno de los personajes más originales y carismáticos que me he encontrado en la literatura fantástica, no solo en la española, sino también extranjera.
Con extraordinaria habilidad, Concha ha convertido los tópicos de la fantasía en masa de modelar y los ha rehecho a su antojo con un resultado absolutamente genial. No los cercena ni los retuerce, como han hecho otros escritores, sino que los supera y crea algo totalmente nuevo. En Terralinde, un mundo faérico basado en el folklore, viven duendes, hadas, elfos, faunos, centauros y mucho más, pero no siempre luce el sol, las tinieblas y la oscuridad acechan de cerca. Mucho más cerca de lo que podríamos esperar. La perversión de algunos personajes presuntamente luminosos es extrañamente familiar, casi como la que se respira en nuestro mundo. Y la mochila emocional que Nicasia carga sobre sus hombros logra estremecer al corazón más duro.
Nicasia es una criatura con una increíble fuerza interior, ha sufrido lo peor y aún así se ha levantado y sigue recibiendo cada revés con una entereza digna de loa y admiración. Creo que hay mucho de Concha en Nicasia, para mí es inevitable la comparación. Y como personaje femenino, la Dama Recorretúneles no tiene parangón.
Pero la galería de grandes personajes de Terralinde no acaba, ni mucho menos, con ella. Marsias, la Dama Mirlo, Boros, Yirkash… todos ellos cuentan con su propio atractivo y te conquistan por completo.
Hay uno en concreto al que tengo un aprecio especial. Dujal me resulta cercano y entrañable, porque para mí no es sino una reencarnación de Illzar, uno de mis personajes más queridos de Neimhaim. Es mucho más que un parecido razonable: es la misma alma que se ha valido de Concha y de mí para tomar cuerpo en dos mundos divergentes, aterrizando en las páginas con un triple salto mortal. Descubrirlo fue algo increíble, sobre todo teniendo en cuenta que ambos personajes fueron concebidos muchos años atrás, cuando Concha y yo ni sabíamos siquiera la existencia la una de la otra. Como dije antes, son extraños los lazos que las Hilanderas tejen entre nosotros.
Una novela fantástica, policiaca y de intrigas políticas
En definitiva: La Corte de los Espejos no es solo un libro de fantasía (oscura). Es una novela policiaca, donde debemos seguir las pistas para descubrir qué hay detrás de un asesinato y unas extrañas desapariciones. Y tampoco tiene nada que envidiar a House of Cards en cuanto a tramas políticas y conspiraciones. Todo eso narrado con una pluma envidiable, tan ágil como impecable.
Las viejas Tejedoras han dispuesto además que terminara de leer el libro justo a tiempo para incorporarlo a la iniciativa #leoautorasOct. No podría ser más apropiado y espero que sirva para que muchos otros lectores y lectoras se aventuren a cruzar las fronteras de Terralinde.
Tal vez podáis pensar que no soy imparcial en esta reseña, que exagero en mis apreciaciones. Os invito a que lo comprobéis vosotros mismos y luego hablamos de nuevo. 😉
Entre tanto, quiero hacer mi pequeña aportación fandom. He dibujado a Nicasia y Dujal, son mis preferidos y así les veo en mi imaginación. Nada que ver con el impresionante fanart de la Corte que circula por la red; es mi modesto homenaje a este mundo que espero que pronto vuelva a abrirse de nuevo para todos. De todo corazón.